16.7.14

Este teléfono se autodestruirá en 5, 4, 3, ...

Hace un año mientras me venía para Monterrey decidí gastar una buena lana y comprar un Samsung Galaxy SIII, en aquellos momentos uno de los "mejores" teléfonos en el mercado. Lo compré en un plan que me permitía pagarlo completo en 18 meses, pero no había la posibilidad de recambio, a partir del fin del contrato el teléfono sería mio para hacer con el lo que yo quisiera.

Iluso pensaba que el teléfono me iba a durar al menos 3 años.

Pero no, unos cuántos meses después de la compra se rompió el cristal de la pantalla, algo que se sabe sucede con esos teléfonos, pero que no entra en garantía porque es imposible demostrar que no se rompió el cristal como consecuencia de un golpe. Hace unos dos meses le apareció una nueva ruptura en el cristal.

Ahora bien, aún cuando es muy molesto tener un teléfono con la pantalla rota, se puede vivir con él. Pero el teléfono es terco e inste en morir. Aquí su último truco:

Al jugar Candy Crush, el teléfono se sobrecalienta, si el ciclo se repite el número adecuado de veces la batería empieza a sufrir y se comienza a hinchar, lo que produce muchos problemas (en particular que el teléfono quede inservible hasta que la batería se enfría de nuevo), sin contar con el riesgo de explosión.

La única manera de jugar cualquier juego en el aparato ahora, es cuando está conectado a lo corriente pues esto libera a la batería de la carga de trabajo. Pero hay que tener en cuenta que se pagó por el teléfono una cantidad cercana a los $12,000 pesos (incluidos los 18 meses de servicio de la línea).

Estoy seguro que el plan de autodestrucción del teléfono es parte de la estrategia de obsolencia programada y hace que las personas no piensen en ello, porque al fin y al cabo: ¿Quién mantiene su celular por más de una año, verdad? ¿Y quién me manda querer terminar con todos los niveles de un juego, también?

TL:DR Candy Crush killed my phone.

5.7.14

El tipo que se avienta harina en el pelo

Supongo que en algún momento es inevitable y uno se convierte en un cuadrado que ya no entiende a la juventud pero no va de esto la historia.

Resulta que Alonso alucina con la banda que pone videos en Youtube. Básicamente unos españoles que dicen tonterías mientras juegan videojuegos. Por más que intento entender no puedo.

El caso es qu hace poco emepezó a preguntar que si podíamos hacer chetos y que si podíamos hacer chetos. Y pues los chetos nunca han sido de mi agrado, asi que el default era no, pero decidí ser un padre informado y fui a buscar el video de la receta de los chetos. Porque ahora, si las cosas no están en video, no existen.

Y el video en cuestión trata de un tio español como de unos 23 años aventando ingredientes por la cocina mientras se supone prepara una maza de fécula de maiz con queso cheddar para meterla al horno, los dichosos chetos. Mientras lo prepara hay varios cortes donde el tio grita o se avienta maizena en el pelo, o está tirado en el piso haciendo "ángeles de harina". Desde mi particular punto de vista, una tortura digna de Guantanamo.

El caso es que el dichoso video, que tiene más de un millón de views, me llevo a la reflexión sobre la necesidad de la humillación pública, sobretodo la autohumillación, como un mecanismo catártico.

Para el grueso de la población que no tiene nada que ofrecer, solo se puede ofrecer como bufón, y en ese autoataque ser la catarsis del otro. Asi es la tele en Japón, o asi era cuando la vi yo. Personas que se humillan. Asi son los realities, personas que se humillan para el entretenimiento ajeno.

Es asi que se poblará el universo filmico, ya sea de personas realizando actos que vale la pena contemplar, o miles de patéticos payasitos, aquí nomás para su entretenimiento. Que será peor de cualquir modo, las tonterías eternas de Don Gato o un tío español que se avienta harina en el pelo.