10.7.09

El día del guajolote

A que viene al caso el título preguntará acaso el lector inquieto.

Llevo pensando mucho tiempo en si es posible o no escribir el post que se me solicito aqui, y que a su vez solicite yo.

Si usted sigue este blog y si acaso va manteniendo las cuentas, el post que tendría que estar aqui es el de los detalles no censurados de la historia de amor.

Mi impresión después de todo este tiempo es que no lo puedo escribir. No que no lo pueda escribir fisicamente, sino que creo que mas bien no lo quiero escribir. Pero eso me produce un conflicto interno en varios niveles.

El primero es que dije que iba a escribir lo que el público pidiera, el segundo es que es mi historia de amor y una en la que creo fuertemente.

Luego entonces porque no escribirla.

Porque creo que para que sea real, para que resuene con el auditorio, para que las personas se identifiquen, entiendan, absorban, encuentren la humanidad que la historia conlleva, la historia no debe tener nombres. Debe ser la historia de un tal Romeo y una tal Julieta, debe ser la historia de dos anónimos desconocidos.

Y puede ser que halla muchos alla afuera para quienes el autor de este blog y la princesa del cuento seamos perfectos anónimos, pero hay muchos otros que no.

Antes de escribir el parrafo anterior y mientras pensaba en si existía algún modo de escribirla, pense en escribirla y meterla al google translator para que la pasara al ruso.

Y entonces fui a para allá e hice una prueba:

El día del guajolote apareció en ruso como: День индейки
Si toma uno dicho texto y ahora le pide a google que lo regrese al español, aparece la siguiente frase: Día de Turquía.

Guajolote = Pavo = индейки (el ave en si misma) = Turkey (inglés para ambos, ave y pais) = Turquia

Турция es el verdadero ruso para Turquía el pais

Luego entonces quizá si era posible escribir el post, llevarlo al ruso googleado, y dejarlo ahí atrapado, pero no, aún asi no me interesa. No tiene ningun sentido.

Ayer platiqué con mi papá, hablamos de muchas cosas y sobretodo hablamos de la importancia del presente.

Del momento justo en el que se respira, de la conciencia del instante actual. De como el pasado es un pretexto, pero no un ancla, de como el futuro es potencial pero no esclavitud.

Asi pues la única historia que puedo escribir acerca del amor es la que se escribe hoy. Y hoy amo a Elisabeth.

7 comentarios:

Eva dijo...

No solo eso, yo creo que buena parte de una historia de amor es únicamente propiedad de los involucrados.

Alesi Garcia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Cada quien tiene su propia historia de amor, y no pensaba apropiármela o que hiciera eco en mi vida, cada quien lleva su propio Romeo y Julieta y siguiendo el juego del ego, seguro que la mía es perfecta e insuperable. Y seguro que cada quien piensa lo mismo de la suya, pero a lo mejor fui malinterpretada, quería leer la historia de amor como quien lee una revista o un cuento corto o como quien ve una chick flick.

Tal vez la frase "crudo y sin censura, detalles desmenuzados" fue demasiado, mis disculpas; en retrospectiva, y entendiendo que no todo es del dominio público, pudiera ser que sólo quería una cronología detallada, sin escribir detalles lastimosos, por ejemplo.

El ayer no debe ser un ancla, pero moldea el futuro, siempre.

Anónimo dijo...

Y gracias por tomar parte de tu tiempo para escribir esta negativa como respuesta a mi petición. :)

Anónimo dijo...

por eso existen las letras chiquitas... letras que debieron ser escritas desde la idea esa de pregunten y yo respondo.
yo tambien me quedo con mi historia.

cin.

Galleta *_* dijo...

y punto final.. la ama .. Ü.

hay que bonito.

La Blu dijo...

:)

Qué difícil es ser tú y tener que escribir estas cosas.

Pero está bien. Que cada quien imagine la historia.

Tal vez algún día nos reunamos todos los lectores de tu blog, y frente a la pareja citada en este post, comentemos (para variar) nuestras percepciones.

Supongo será divertido.

Y ahora que lo pienso... imagino a Anónimo con un signo de interrogación en su cara.

Ah que cosas.